Las figuras retóricas

Perlas de rocío
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Las figuras retóricas son construcciones de lenguaje que indican una relación entre los términos que no expresa su sentido literal sino figurado; esto es, una idea implícita que sólo puede captarse a partir del análisis del contexto y de las relaciones simbólicas entre los términos que la figura emplea. Un ejemplo: la primavera de la vida. Esta construcción es un tipo de figura retórica llamada metáfora que elabora una comparación entre la estación de la primavera y la época de esplendor y florecimiento de la vida. Para que el sentido de la figura pueda captarse el lector debe reconocer la semejanza entre ciertas características asociadas a dicha estación del año tales como: vitalidad, esplendor, belleza, etc. y la primera juventud. Así pues, las diferencias entre contextos culturales pueden resultar en problemas para interpretar el sentido al que refiere la metáfora.

Ahora bien, dentro de las figuras retóricas se incluyen además ciertas alteraciones en la sintaxis habitual; pongo por caso la figura llamada hiperbatón que consiste en alterar el orden natural de la palabras, por ejemplo, anteponiendo el adjetivo al sustantivo, de modo contrario a la costumbre en español. Ej: verdes montañas se levantan.

Las figuras retóricas, también llamadas "tropos" son de uso común en la poesía pues es propio de esta expresión literaria procurar modos no habituales de nombrar las cosas y formas de imprimir variedad, belleza y musicalidad a los enunciados. Un ejemplo de una figura que aporta musicalidad es la anáfora que consiste en la repetición de una palabra o grupo de palabras al comienzo o final de una oración.

temprano levantó la muerte el vuelo
temprano madrugó la madrugada
temprano estás rondando por el suelo
No perdono a la muerte enamorada
no perdono a la vida desatenta
no perdono a la tierra ni a la nada"
Miguel Hernández, Elegía (Fragmento)

El caso de la Metáfora

Etimológicamente deriva del griego meta (fuera o más allá) y pherein (trasladar). La metáfora expresa una comparación implícita entre dos elementos. A diferencia del símil o comparación explícita, la metáfora no utiliza la preposición "como" o los verbos del tipo de "parecer" para indicar relaciones de semejanza, sino que une los términos directamente. Podría decirse que la relación que expresa el símil es la de que A es como B, mientras la metáfora indica que A es B.

De acuerdo con el Diccionario de Uso del Español de Maria Moliner, la metáfora es un "tropo que consiste en usar las palabras con sentido distinto del que contienen propiamente, pero que guarda con éste una relación propuesta por la imaginación como perlas de rocío o la primavera de la vida. El Soneto XLIV del poeta español Luis de Góngora provee varios ejemplos del uso de metáforas.

Mientras por competir con tu cabello

Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido, el sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio del llano
mira tu blanca frente el lirio bello;
Mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
Goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lirio, clavel, cristal luciente.
No solo en plata o viola troncada
se vuelva, más tu y ello conjuntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

En el primer cuarteto de este soneto se realiza una comparación entre el oro y el cabello de la mujer, dicha semejanza entre el brillo de ambos se acentúa con la idea de un sol que en vano compite con su resplandor.

En el primer terceto (tercera estrofa del poema) se hace una suma de los elementos con que se componen las metáforas para hablar del rostro de la mujer: "oro, lirio, clavel, cristal luciente" que son cabello, frente, labio y cuello respectivamente. En la última estrofa se entienden los símbolos de la plata y la viola truncada como la representación del cabello y el cuerpo envejecido de la mujer.

Así, la metáfora, figura retórica común en la poesía, permite crear un sistema de referencias que compone aquello que llamamos el universo de imágenes del poema. No por otra cosa solía decir Aristóteles que la metáfora es ver con la mente.